*Si quieres tenerme solo grita mi nombre*

miércoles, 4 de julio de 2012

Melancolía.


Toda mi vida me he considerado una soñadora, es más, una luchadora. Una luchadora que luchaba por cumplir todos esos sueños que esperaba cumplir algún día.

Hoy, me he dado cuenta, que soy una cobarde, una cobarde que ha abandonado todos esos deseos con los que soñaba, todos esos deseos que edificaban mi vida, todos esos deseos que guiaban mi vida…

He podido comprobar cómo de un segundo a otro, todo lo que esperabas y deseabas con todas tus fuerzas, desaparece y te derrumba tu edificación, desaparecen todos esos deseos que guiaban tú vida…. ¿Y ahora qué? Tu vida continúa, pero abandonas o desaparece todo aquello que deseabas que formara parte de ella, todo lo que para ti era tu vida…o más bien, tu proyecto de vida, tu futuro.

Y te das cuenta que ni eres socorrista, que ni eres monitora, que ni te vas de campamento cada verano, que ni sigues en contacto con todas aquellas personas con las que juraste no separarte jamás, que ni te vas de conciertos y que no vas a viajar a Nueva York.

Hay momentos en la vida en los que hay que elegir entre diferentes opciones, que harán que muchos de tus sueños, de tus deseos… deban quedar atrás. Y hay otros momentos en los que tus sueños no dependen directamente de ti, y que con total seguridad caerán por su propio peso y otro sueño más quedará derrumbado, olvidado…

Creo que he aprendido que jamás debo hacer planes de futuro, debo vivir el día a día haciendo lo que en ese momento desee, porque una cosa sí que tengo clara, lo que no hagas ahora quedara en el recuerdo, será otro sueño más no cumplido que recordarás con melancolía.


La vida pasa demasiado deprisa para  vivir de los “planes de futuro”.